viernes, 11 de abril de 2014

Se nos fue un ángel...


Casi sin habernos conocido, casi sin haber podido disfrutar de tu compañía al sol, casi sin haber tenido tiempo a vivir feliz… has tenido que irte.



Con un nudo en la garganta y destrozados por haberte perdido de esta manera, tenemos que despedirnos de ti.

Te salvaron hace unas semanas de la calle, Mercedes te encontró de casualidad, te cogió sin dudarlo y te trajo hasta nosotros.
Fui a buscarte a la veterinaria y allí me encontré con una muñequilla preciosa, con unos ojos azules tan brillantes como nunca había visto.

Mona quise llamarte…
Al sentarme en casa contigo recordé a mi abuela Josefa. Ella tuvo unos gatos siameses que la adoraban, siempre tenía uno en las piernas; aquellos siameses nos miraban a todos por encima del hombro, pero la abuela para ellos era su madre y la querían tanto como la quise yo. Así que en su honor pensé en llamarte Mona, como una de aquellas preciosidades que dormía siempre sobre sus piernas mientras mi abuela acariciaba sin descanso.

Ronroneaste hasta el último día, pero tu pequeño cuerpecillo no pudo aguantar tanto. Tus ojazos ya no brillaban cuando te vi por última vez y eso me asustó.

Hoy ya no nos queda más que asumir y llorar tu pérdida, pequeñaja.

Todos quienes te conocimos y en especial Martín, que compartió casa contigo, te recordaremos siempre, no lo dudes.


1 comentario:

  1. Almenos tuvo mimitos, pienso,calorcito .manitas que morder y arañar y mucho amor.Duele, pero almenos se fue felíz.Un abrazo muy fuerte!

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