Un adiós inesperado

Pakito era el gato más famoso de la colonia. Todo el mundo que pasaba por ahí le conocía y le hacía tonterías.
Pakito era un tío gracioso.
Pakito no faltó nunca a su cita con nosotros, cada mañana ahí estaba, y si ibas al mediodía, también!
Pakito siempre salía a mirar, a jugar a dar unas tortas bien grandes. A restregarse por la verja mientras tú ibas detrás haciendo el pardillo, siguiéndole, porque era muy gracioso verle pasear.

Hace unos meses, en una charla de El Educador de Gats, se comentó que algunos gatos ariscos, literalmente, se mueren de ganas de que los acaricien y que, una vez se consigue, ya los tienes ganados para siempre.
Pues ese iba a ser el caso de Pakito, seguro! En dos días acabaría besuqueándolo, me lo estaba viendo! Me debía todas las tortas que me había dado!!

Y Pakito ya no está.

Ayer después de entrar en la jaula varias veces a comer sin pisar el cierre,acabó cerrándose, y por fin, si todo salía bien, se iba a venir con Óscar, que últimamente se habían hecho muy amigos, y con Salchicha, que es la madre de su mejor amigo.

Para nosotros su captura se había convertido en una "obsesión" ya que temíamos, como ha pasado en otras ocasiones, que esa manera de ser con el humano jugase en su contra y alguien pudiese hacerle daño.



Pero Pakito no ha entrado a la caseta, está descansando al lado de Rubita. Y descansando de verdad, porque sus últimos minutos creo que fueron muy malos...
No sabemos qué ha pasado, pero ayer nos llamaron de la clínica donde lo tenían diciendo que estaba ahogándose y echaba espuma por la boca.
Acabó muriendo. Para qué darle más vueltas o dar más explicaciones.

Una patada más al estómago.