jueves, 29 de septiembre de 2011

A Rubita, simplemente...
















Aún me acuerdo como en mayo del año pasado decidiste cambiar de vida.

Sacando los transportines para prepararlos para Sita, tú te sentaste dentro de uno de ellos, saliste al momento pero al día siguiente te metiste en la jaula trampa y te fuiste con Sita a casa. Decidiste salir de la calle y probar qué tal sería la vida con nosotros.
Cuidaste a los ositos, ¿te acuerdas? Te llevabas fatal con ellos, eso de tener 3 locos dando saltos alrededor no era lo que tú esperabas de un cambio de vida a mejor.
Pero te robaron el corazón y en dos días acabaste acunando a Ewok y Momo, ¡los dos peludos! Eran más grandes que tú y ahí estabas, haciendo de madre!

Sita y tú os hicisteis inseparables. Tú nunca fuiste una gata de buscar problemas y Sita era muy amiga de todo el que se le acercaba así que… ¡las mejores amigas!
Y cuando Sita desapareció una semana… Ahí fue la primera vez que pensé que te morías… Dejaste de comer y de moverte y la esperabas siempre en el mismo sitio, hasta que lo conseguiste y volvió!

Tranquila, buena, generosa, con unos maullidos de pequeñaja la mar de graciosos. Nunca te he visto levantar la mano a nadie (a mí sí, pero por pesada :-) ), si algo te ha molestado te has ido y se acabó el problema.
Nadie se merece pasar por lo que tú estás pasando, pero tú… Que no te has quejado nunca de nada, que has sido la mejor amiga de todos los gatos de la colonia, la mejor medio madre del mundo…
Es una pena verte así, y es imposible ayudarte.
No has querido ir al médico, te has querido quedar en casa y dormirte aquí, tranquila…
Hicimos lo que pudimos cuando en julio te pusiste muy mala y después de quitarte el bazo nos regalaste 2 meses más de tu compañía. Volviste a ser tú, a hacer croquetas por el suelo, a correr, a jugar con todo lo que encontrabas. Y te asomabas al terreno a mirar como jugaban los demás. Estabas tan contenta…

Sabíamos que esto iba a pasar, pero es imposible de creer. Nosotros y sobretodo Sita, te echaremos mucho de menos cuando te tengas que ir, pero hoy, ahí sigues tumbada, escondida dónde siempre os metíais para resguardaros de la lluvia. Aguantando… Intentando que pase ese dolor para volver a salir fuera. O simplemente esperando que llegue el momento en que no puedas abrir los ojos más…

Duérmete pronto bonita, que Momo te está esperando para volver a dormir abrazada a ti.

3 comentarios:

  1. Normalmente, cuando leo cosas así, trago saliva, aguanto el tipo, y nadie de los que está a mi alrededor se da cuenta de lo que me pasa.

    Hoy está siendo superior a mis fuerzas, no puedo disimular cuánto me duele ver así a Rubita. Sé que nadie me va a preguntar, y que si lo hicieran, no lo entenderían. Me dan pena. Me dan igual. Me están viendo con los ojos llenos de lágrimas por ese pequeño angelito, por esa estrellita que se apaga en la tierra, para brillar en el cielo.

    Nadie sabe lo que cuesta soltar la manita y dejaros ir.

    ResponderEliminar
  2. Yo os entiendo perfectamente. A mi tambien me da mucha pena cuando se van. Y se muy bien lo que cuesta soltar la manita. Me pone muy triste leer estas cosas.

    ResponderEliminar
  3. Me dejas con la boca abierta Montse, preciosas las palabras, si es que escribes de maravilla, me has emocionado.

    Un beso enorme para ti y para la "niña"

    ResponderEliminar