Aún sigo con el corazón encogido. Supongo que yo y todos los
que estuvimos este martes 16 en Tordesillas estamos igual.
Un día después de aquello me desperté temblando, con
lágrimas en los ojos… Con pena, con nervios… Y con un miedo que aún daba vueltas
por el cuerpo.
Y fue ayer cuando me
pregunté que, si yo estaba así, ¿cómo estaría Elegido el martes? A mí nadie me encerró durante días, nadie persiguió con lanzas deseando matarme… ¿Qué sensación de pánico horrible
tendría Elegido?
El camino hasta ese pueblo de asesinos simplemente fue
largo, cansado, pero poco más. Hasta que vimos en la carretera la entrada hacia
Tordesillas. Ya estábamos allí y no sabíamos qué nos íbamos a encontrar.
Entonces se hizo un silencio horrible en el coche, la tensión nos dejó mudos.
Y allí nos vimos, aparcando entre gente que venía a ver el
torneo como quien va al cine, andando entre caballos… Los pobres caballos que
tienen que vivir ese mal rato por culpa de esos mierdas que un día los
compraron…
Nos vimos andando entre lanzas… lanzas enormes, lanzas
echadas a los hombros de una gentuza que sólo deseaba ver sangre, orgullosos de
ser quienes son: unos descerebrados, unos asesinos, unos mierdas.
Todas las imágenes que durante años vimos en la tele
aparecieron de golpe, pero ya no estábamos en casa viéndolo por televisión.
Estábamos allí, cruzándonos con gente que nos miraba con cara de asco
absoluto. Me miré las manos, temblaban… Mi cabeza empezó a dar vueltas “qué
haces aquí, joder??” “ Ya habéis llegado, no hay marcha atrás” “le quito la
lanza a un imbécil de estos y los mato a todos?” “qué ostias va a pasar??”
Sólo se escuchaban insultos, gritos, risas, amenazaban con
bastones, con palos enormes… Yo los miraba y pensaba en que deberían morir
todos; iban tan borrachos que sólo hubiese bastado encender un mechero al lado
para que el pueblo entero ardiese.
Creo que el vernos allí los volvió más locos aún y esto
provocaba que quisieran hacer más daño al toro. Porque son así de bestias.
La Guardia Civil nos dejó a nuestra suerte en el descampado
cuando todos saltamos de golpe, Elegido ya estaba intentando escapar de aquel
infierno en el que se vio metido, lo escuchábamos por los altavoces que había
repartidos en el pueblo. Teníamos que saltar donde él estaba. Y la Guardia
Civil se largó.
De golpe vimos como se levantaba tierra y empezamos a escuchar gritos, la
gente empezó a correr. Empecé a ver piedras caer alrededor, ¡como misiles!
Hirieron a varias personas, pero el daño podría haber sido mucho peor, y a
ellos les habría dado igual.
Elegido murió a pesar de todo. Murió lentamente, con un
dolor horrible… Y miles de lágrimas cayeron por él, el mundo entero se quedó
sin respiración durante unos segundos al ver como le asesinaban. Y quienes
estuvimos tan cerca de él seguimos rotos de dolor…
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